He
colgado en el corcho de mi mesa de trabajo mi pegatina del “Big
Elephant” que me he traído orgullosa de la reunión “Evolving
ERW2105 and beyond” que tuvo lugar el martes en Bruselas.
Me
invitaron a esta reunión como representante de Hisparob, la entidad
coordinadora en España de la Semana Europea de la Robótica.
Nos
juntamos un pequeño número de personas entre los que había
representantes de: Portugal, Italia, Irlanda, Francia, Reino Unido,
Finlandia, Hungría, Rep. Checa, Alemania y Holanda; una
representante de RoboHub y un par de representantes de TG Education
(que son la rama europea que organizan la Robocup y Robocup junior).
Y nos tocó presentarnos. Para ello nos
pidieron que sacásemos de la cartera, cada uno dos cosas que más nos definen. A
mí me tocó casi la última y a medida que iban cada uno presentándose (con
tarjetas de puntos de volar, billetes de tren de diferentes países, tarjetas de
cafeterías, de librerías, de defensores de su lengua, el carnet de conducir de
California...) yo iba entrando en pánico y rebuscando en mi cartera, que no
tenía nada de eso que los demás sacaban, a ver qué era aquello que más decía de
mi misma. Y encontré dos cosas: la foto de mi hija mayor Iria cuando era un
bebé y la tarjeta de mi empresa, donde pone que soy “fundadora” de
Logix5.
Así que yo, que en el fondo soy más una
madre que otra cosa saqué la foto de mi hija mayor y conté como mi hija era la
razón última de que yo estuviera allí. Gracias a Iria dejé un trabajo que no me
gustaba, gracias a ella cuando surgió la oportunidad me decidí a embarcarme en
el proyecto de montar nuestra empresa, para hacer cosas que me apasionan.
Y gracias a mi hija pequeña, Ada
(de la que no llevaba foto) comenzamos a plantearnos como empresa introducirnos
en el mundo de la robótica educativa. Ada
que tuvo la ilusión de dibujar a su madre haciendo un robot cuando en el cole
hicieron un dibujo de las profesiones de sus padres. Su profe que no perdió la ocasión de pedirme que
fuese a clase a hablar con los niños sobre mi trabajo, todos los niños y niñas
de 4 años que me dejaron perpleja con el interés y las preguntas. La profe de
mi hija mayor que se apuntó al experimento, los compañeros de Iria
que me impactaron por la sabiduría y la atención de lo que me decían.
Mis socios que cuando les dije que igual
tenía sentido meternos en esto, lo miraron con mente abierta y se apuntaron al
carro. Todos los profesores apasionados de la enseñanza que mueven montañas,
empresas amigas que creen que colaborando avanzamos todos mejor, Hisparob que
nos da un marco común de relación. Gracias a todos ellos, yo estuve el martes
en Bruselas, hablando de robótica, sociedad y educación con gentes fantásticas
de muchos sitios. Hoy que muchas veces se valora tanto el esfuerzo personal,
individual en los logros, soy plenamente consciente de que mi parte en esto es
un granito de trigo más en el granero formado por tantas otras personas.
Ha sido una reunión de trabajo con el
objetivo de generar ideas, coordinar y empujar el proyecto, no sólo de la
Semana Europea de la Robótica, sino de estrechar lazos entre la robótica y la
sociedad. La mayor parte de los asistentes procedían del mundo de la robótica
tanto en relación con empresas (los menos) como con el ambiente universitario
(la mayoría). En mi caso estoy entre entre dos aguas, porque es cierto que
vengo del mundo de la robótica y me muevo bien en ese entorno (conozco la
gente, sé de qué hablan, he pasado muchos años de mi vida vinculada a la
investigación en robótica y ahora tengo una empresa de robótica...) pero además
tengo una vinculación especial (gracias a vosotros) con el mundo educativo no
universitario. En este sentido mi perfil era único en la reunión.
Hemos trabajado siguiendo dinámicas de
trabajo divertidas, originales y sobre todo útiles para poder reflejar las
ideas, locas o no, de tantos cerebros pensantes: unas veces reflexionando en
grupos con diferentes configuraciones, agrupando ideas en post-it de colores,
escribiendo en grandes papeles propuestas nuevas, pegatinas que el facilitador
iba poniendo a distintas contribuciones relevantes: frutas para aquellas ideas
nutritivas, que alimentaban al grupo, signos de metro para las que nos hacen
avanzar y elefantes para aquellos aportes de peso, realmente importantes para
el grupo...
En concreto, han salido muchas ideas
sobre la búsqueda de financiación para la ERW15, de mejora de coordinación, de
aumentar la participación de empresas, de acercar la robótica a la sociedad,
buscar relatos que lleguen a las personas y no tanto discursos académicos, de
que las acciones sean más a largo plazo y menos puntuales, de pensar en maneras
de medir el impacto...
Incluso hay una propuesta de cambiar el
nombre de la ERW para que darle un tono más festivo y participativo. Todo el
torrente de ideas y propuestas se recogerán en un informe para ir orientando
las acciones de todos en esa línea.
Y al terminar el workshop, el
facilitador nos dio las gracias por el trabajo, por las ideas... y después dijo
algo así "pero si me permitís le voy a dar la pegatina del big elephant
a Lía por su emocionante y personal historia de por qué ella está aquí. Relatos
como ese son los que tenemos que transmitir a la sociedad y los que nos van a
impulsar a que la robótica llegue a todos". Así que ese big elephant
que hoy cuelga de mi corcho es también un poco de mucha gente. Y no quiero
olvidarlo. Y por eso lo he colgado para verlo bien cada día y tener presente
que la robótica y la tecnología son, al final, historias de personas, relatos
de vidas que han sido, que son y que serán. Y que este mensaje, directo al
corazón y a lo más profundo de nuestro ser humano, es la pieza clave de la que
no nos podemos olvidar todos aquellos que queremos estrechar los lazos entre la
robótica y la sociedad.
Lía
— Logix5SmartSolutions (@Logix5_SS) Mayo 16, 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario