Veo las manos de una mujer
en las paredes de una ciudad
que calla su presencia.
Intuyo esas manos
tras esas paredes,
limpiando, a escondidas,
aquello que ocultamos con pudor.
Pienso en esas manos de mujer
sosteniendo en la distancia
otras manos diminutas.
Aquellas otras manos,
que quedaron allá,
esperando que nuestras paredes,
estas que denuncian su ausencia,
permitan que escuchemos
su estar sin ser,
su ser sin estar.
Me pregunto por esas manos de mujer,
autómatas del cuidado,
de nuestras mujeres mayores,
mientras las suyas,
abuelas de manos diminutas
cuidan lo que allá quedó,
desagarrado
desmadrado…
Y levanto la mano,
sin saber qué contestar.
sin saber qué contestar.
Un muy sensible trabajo de "sensibilización". ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarDifundo todo lo que pueda.
¡Mis felicitaciones, compañera!