sábado, 7 de marzo de 2015

Yolanda nos atrapa y nos hace sentirnos en "nuestra habitación tecnológica" #8Mrobótico

Doña Díriga se acuesta para soñar y ...


Mujeres y tecnología

Virginia Woolf decía (en 1929) que las mujeres no sobresalían en la literatura porque no tenían una habitación propia. Quería decir que carecían de un espacio y un tiempo privados en los cuales poder desarrollar su talento. Además, una mujer debía interesarse por temas "femeninos"... la casa, los hijos, esas cosas. Pocas eran las mujeres que en aquella época lograban romper las barreras impuestas para sentarse a escribir y dar rienda suelta a su inspiración.

Hace quince años yo no tenía un ordenador propio. Solo había un ordenador en casa y había que compartirlo entre toda la familia. Con dos hijos adolescentes esperando su turno para usarlo, yo no tenía muchas oportunidades. A menudo tenía que esperar a que todo el mundo estuviera en la cama para poder disfrutarlo. Imagino a tantas mujeres de otras épocas escribiendo o leyendo de noche, a escondidas, a la luz de una vela. Robar horas al sueño era para mi, como para tantas mujeres a lo largo de la historia, la única vía posible para tener "una habitación propia".
Recuerdo una vez que uno de mis hijos esperaba que yo dejara libre el ordenador para poder usarlo y perdiendo la paciencia porque yo tardaba, me dijo: - ¿Por qué no eres una mamá normal y te entretienes bordando o haciendo punto? ¡Es un rollo tener una madre como tú! -

He de confesar que, en cierto modo, compartía con mi hijo su extrañeza ante mi afición informática. Nunca pensé que llegara a gustarme tanto el nuevo mundo tecnológico que iba descubriendo. Al fin y al cabo, la tecnología no tenía nada que ver conmigo, yo era de ese tipo de personas que aman la poesía, la naturaleza, las cosas sencillas hechas a mano. Ordenadores e Internet parecían cosas muy alejadas de mi mundo natural.
Pero yo amé el mundo de las nuevas tecnologías desde el primer momento y lo sigo amando cada día. Continúo asombrándome de todas las posibilidades que existen y de cada nuevo invento. He dedicado muchas horas a aprender lo que sé y a explorar los vastos territorios de la tecnología ¡y se tan poco!

Ahora tengo la certeza de que la tecnología y las mujeres no son mundos antagónicos y me pregunto por qué sigue siendo un espacio dominado por los hombres. Tengo la esperanza de que las niñas de hoy, que son al igual que los niños, nativas digitales, logren romper esa barrera y aporten su creatividad, su inteligencia y sus ideas al desarrollo de una tecnología que esté al servicio de la humanidad y de la naturaleza.

Hace ya años que tengo mi propio ordenador y mi propia habitación y por cierto... ahora mi hijo me estimula para que siga aprendiendo y comparte con ilusión conmigo sus habilidades tecnológicas. Seguro que no recuerda para nada que alguna vez deseó tener una mamá "normal".


Esa "habitación " es la que nos cuentan Palmira y MªÁngeles.

"Me recuerda mis años adolescentes, cuando estudiaba en el comedor familiar... ya todos acostados y procurando acostarme antes de las 2.00 porque a esa hora mi padre hacía su primera ronda. Años aquellos... intensos, difíciles, excitantes..." Palmira

" ¡Qué identificada me siento yo también! y creo que todas , ¿verdad? " Mª Ángeles

Llega su hijo, Alfredo, su comentario :
¡Viva mi madre! Y que no os engañe... que también es una máquina de bordar, punto de cruz y ¡de lo que haga falta!

1 comentario:

  1. ¡Viva mi madre! Y que no os engañe... que también es una máquina de bordar, punto de cruz y ¡de lo que haga falta!

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